La llegada de las altas temperaturas suele venir acompañada de un aumento de moscas, mosquitos y otros insectos voladores, que a priori, podemos pensar que son simplemente molestos. Sin embargo, sin un adecuado control pueden acabar convirtiéndose en una plaga.

Las empresas del sector alimentario y hostelero deben prestar más atención a la presencia de insectos voladores en sus instalaciones, pues estos pueden poner en jaque la seguridad alimentaria de sus productos. Estos pueden ser portadores de múltiples enfermedades y gérmenes siendo un riesgo higiénico-sanitario para el consumidor final.

Por lo general, los insectos voladores provienen mayoritariamente de:

  • Exterior de instalaciones. Los más frecuentes suelen ser moscas y mosquitos, que suelen entrar por los accesos de las instalaciones.
  • Materia prima. Lo más común son las polillas asociadas a frutos secos, como la polilla de la almendra (Ephestia o Cadra cautella); o a cereales, como la polilla de la harina (Plodia interpunctella).

Para un adecuado control de insectos voladores, se recomienda como primer paso y el más importante tomar las siguientes medidas:

  • Mantener accesos cerrados al exterior. Puertas y ventanas cerradas el mayor tiempo posible, rejas de ventilación con malla.  En caso de puertas que tienen mucho tráfico se recomienda la instalación de puertas rápidas o de cortinas de aire.
  • Conservar adecuadamente la materia prima y/o productos elaborados y, en su caso, desecharlos en cuanto muestren signos de descomposición.
  • Llevar a cabo un estricto programa de limpieza de las instalaciones, haciendo especial hincapié en las zonas donde se manipulen los alimentos, así como los utensilios que se vayan a utilizar.
  • Mantener los contenedores de residuos cerrados, y desechar los residuos orgánicos con regularidad.

Desde Biopyc, recomendamos a las empresas complementar estas medidas de higiene básica con sistemas específicos adaptados a las necesidades de cada instalación y actividad empresarial.

Un adecuado un programa preventivo de insectos voladores reduce el riesgo de infestación y ayuda a evitar tratamientos más costosos si su presencia aumenta de manera significativa. En este sentido, es fundamental identificar la especie a controlar, su fase vital más vulnerable, así como su hábitat.

En las instalaciones donde se vayan a manipular alimentos es preferible evitar el uso de insecticidas, ya que podrían contaminar los productos.  Por ello, es altamente aconsejable establecer métodos de control basados en la captura y control del ciclo reproductivo de los insectos voladores.

Los métodos de control utilizados están basados en captura de los insectos y control de su ciclo reproductor. Siempre buscando no utilizar insecticidas y evitando que los insectos no acaben en el producto final.

Tipos de métodos de control:

  • Insectocaptores: Son elementos que a través de una luz ultravioleta atraen a los insectos voladores. Una vez atraídos se pegan en placas de pega o son succionados por una corriente de aire. Estos elementos se utilizan para todo tipo de voladores.
  • Confusión sexual: Son dispositivos que emiten feromonas consigue atraer a los miembros de un sexo y evita que detecten a los del sexo opuesto impidiendo el apareamiento y por tanto la reproducción. Estas feromonas pueden distribuirse a lo largo de la industria en dos formatos, solo la feromona o feromona y trampa de captura.

Ambos métodos no solo permiten realizar conteos e identificar el tipo de insectos voladores a controlar, sino que además ayudan a analizar su tendencia poblacional.

Cabe decir, que las normas de calidad y seguridad alimentaria (BCR, IFS e ISO22000), prestan especial atención al tipo de sistema empleado para el control y monitoreo de insectos voladores.

En definitiva, conocer el tipo de insecto volador, así como las instalaciones de una empresa y su actividad es muy importante, para poder implantar un método eficaz para el monitoreo y control poblacional de insectos voladores.

En Biopyc, como empresa especializada en control de plagas, te ayudamos a controlar la presencia de insectos voladores realizando un estudio previo de las instalaciones, identificando los riesgos y con un planteamiento adecuado a cada caso.